La mayoría absoluta en las elecciones británicas es prácticamente para Cameron

El Partido Conservador del primer ministro David Cameron ha ganado las elecciones celebradas el jueves en Reino Unido, con una contundencia que nadie esperaba. Con más del 90% de los escaños decididos, los tories tienen al alcance de la mano incluso la mayoría absoluta en el Parlamento, una posibilidad que ninguna de las encuestas publicadas en los días previos contemplaba. Pero incluso en el caso de que no alcanzara la posibilidad de gobernar en mayoría, su permanencia en el 10 de Downing estaría prácticamente garantizada, con el apoyo de los liberales-demócratas o de los unionistas norirlandeses, o incluso en minoría.

Los grandes derrotados de la noche son los laboristas y los liberalesdemócratas. Los primeros, prácticamente barridos del mapa político de Escocia, habrían perdido al menos 25 escaños en una noche que su líder, Ed Miliband, no dudó en calificar de “muy difícil y decepcionante”. La dimensión de la derrota plantea serias deudas sobre la continuidad del candidato, que está previsto que comparezca a mediodía en Westminster, según fuentes del partido, para anunciar su dimisión. Mayor si cabe es el derrumbe del Partido Liberal Demócrata del viceprimer ministro Nick Clegg, que apenas retendría 10 de los 57 escaños que obtuvo en 2010 en una noche “cruel y castigadora”, según su líder, cuya continuidad está también en entredicho. Podría suceder, no obstante, que el partido centrista repitiera la experiencia de coalición con los conservadores. Pero la diferencia de escaños le restaría peso en ese eventual Gobierno de coalición.

Ambos perdieron durante la noche los escaños de algunas de sus principales figuras. Hacia las 9.30 (hora peninsular española) terminaba el ajustado recuento en Morely and Outwood que suponía la salida del Parlamento de Ed Balls, portavoz de Economía laborista, que hasta ayer contaba con la posibilidad de convertirse en el próximo canciller del Exchequer. También el veterano Jim Murphy, que dirige el partido desde el final del año pasado, ha perdido su escaño. Y el propio Douglas Alexander, director de la campaña laborista y portavoz de Exteriores de la oposición, perdió su escaño contra la joven nacionalista de 20 años Mhairi Black, en lo que se ha convertido en un símbolo del cambio sucedido en Escocia. Por parte de los liberales demócratas, pierden sus escaños hasta tres miembros del actual Gobierno de coalición -Vince Cable, Danny Alexander y Ed Davey- y el exlíder del partido Charles Kennedy.

La otra gran noticia de una noche, que los medios definen en conjunto como la mayor sorpresa en unas elecciones desde 1945, fue la aplastante victoria del SNP de Nicola Sturgeon. Escocia se convierte en una región prácticamente bajo un solo partido, que obtiene todos los 59 escaños escoceses menos tres, quedando solo uno en manos de los laboristas, antes mayoritarios al norte de la frontera. «Sabíamos que lo íbamos a hacer bien», ha declarado su líder, Nicola Sturgeon, «pero nunca habría soñado que conseguiríamos 56 de los 50 escaños escoceses».

El resultado implica que Reino Unido celebrará un referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea antes del final de 2017, como ha prometido el primer ministro. Cameron tendrá ahora que manejar las presiones de los sectores más eurófobos de su partido si quiere mantener al país en la UE. El partido eurófobo y populista de derechas UKIP, por su parte, apenas obtendrá un par de escaños, aunque puede convertirse en el tercer partido más votado y queda segundo en cerca de 90 circunscripciones electorales.

Cameron deberá también manejar las presiones independentistas de una Escocia que, después de votar en septiembre pasado por permanecer en Reino Unido, ha abrazado ahora mayoritariamente al partido que defendió la secesión. Sturgeon ha confirmado a la BBC que el sorprendente resultado no constituye el «cambio significativo» que, como había prometido, haría falta para desencadenar la convocatoria de otra consulta sobre la independencia. «Insisto en que el resultado de las elecciones no va a provocar un nuevo referéndum», aclaró. «La gente debe respetar el resultado en Escocia, y hacer que los escoceses se sientan parte de un Reino Unido fuerte», ha declarado George Osborne, canciller del Exchequer. «Hay planes para avanzar en la devolución de poderes a Escocia. Sería un error no hacerlo».

Los tres principales líderes han comparecido para celebrar sus escaños en cada una de sus circunscripciones. El tono de las comparecencias ha sido sin duda revelador. Clegg ha subido al púlpito en Sheffield para admitir el «castigo» sufrido por los liberaldemócratas, con opciones, no obstante, de servir de llave para un futuro Gobierno liderado por los conservadores. Pocos minutos después lo ha hecho Miliband, desde Doncaster, para reconocer la «decepción» ante unos resultados que no reflejan el repunte laborista que mostraban las últimas encuestas. Con el semblante de la victoria, el primer ministro Cameron, en su circunscripción de Oxfordshire, ha prometido que no decepcionará a nadie y trabajará para mantener «unido» el país.




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