Luis Enrique deshoja con paciencia la margarita, ahora sí, ahora no, sabedor de que el tiempo de espera para decidir su continuidad en el Barcelona caduca en abril. Aunque, por algunas decisiones que está tomando, parece que le importa un bledo.
De perdidos al río. Siempre firme hasta el extremo con sus actuaciones, hay una que está derrumbando el castillo de naipes azulgrana. No en vano, el entrenador está lentificando, directa o indirectamente, la mejora contractual de Ivan Rakitic. Su último jugador repudiado. Cuentan en los intestinos de la Ciutat Esportiva que el chaleco con GPS incorporado habría tenido que ver en el asunto, pero no sería el único motivo. [En vivo: Eibar vs Barcelona (20.45 horas)]
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Tampoco es nuevo, ya que Luis Enrique no es de los que promete amor eterno a un futbolista. Un buen ejemplo es el medio, intocable en sus esquemas desde hace dos temporadas y media, quien no juega de inicio en la Liga desde el clásico ante el Real Madrid. Aquello fue el 3 de diciembre, y ni ante Osasuna, Espanyol, Villarreal -no fue convocado- y Las Palmas, fue titular. De hecho, sólo jugó 28 minutos ante los canarios.
El croata se ha tenido que conformar con la Copa del Rey, actuando de inicio frente al Hércules, el Athletic en San Mamés y la Real Sociedad en Anoeta. Sin embargo, cuando ha actuado en los minutos de prestado en el Camp Nou, en cuanto pisó el césped provocó una ovación de la grada. ¿Sintomático?
El GPS
En total, ha participado en siete de los últimos 14 encuentros del Barcelona, cuatro de la Liga y tres de la Copa del Rey. ¿Por qué? Descartada por el propio protagonista una dolencia en un tendón de Aquiles, habría que mirar al GPS. Y es que, según explican, ahí estaría la clave: los datos que aportan los chalecos con los que se ejercitan los jugadores, y que estudian como si fuera la tabla de multiplicar en el cuerpo técnico, habrían tenido bastante que ver. Cuando Luis Enrique contempla cifras en rojo, acciona las rotaciones al instante. Así ha sido siempre.
