El dúo Jesse&Joy llenó ayer el Teatro Lara con su pop directo y sentimental en Los Matinales de EL PAÍS

Su primer concierto fue en su habitación, donde aporreaban unos cubos de detergente y rasgueaban la cuerdas de una raqueta ante un público inexistente, mientras imaginaban canciones de The Carpenters y Neil Young.

Era lo que escuchaban, en su casa de Ciudad de México, Tirzah Joy y Jesse Eduardo cuando su madre, melómana y estadounidense, les inculcaba el (buen) gusto por la música desde niños. Ya adolescentes, cambiaron los atrezos por instrumentos reales y aprendieron a tocar en la iglesia evangelista de su barrio. Grabaron una maqueta, los fichó Warner Music, y nació Jesse & Joy.




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