Pegar a mujeres y niños para preservar la tradición, la ley que avanza en Rusia

El Parlamento ruso ha dado luz verde a una propuesta que busca descriminalizar la violencia domestica para preservar la “tradición de la autoridad parental”. Los conservadores han propuesto que las agresiones dentro de las familias se excluyan del código criminal, eliminando el derecho de las víctimas a presentar cargos. Así, las penas por pegar a la pareja o los hijos serían leves multas o arrestos.

Con 368 votos a favor y sólo uno en contra, el Parlamento no ha sido un escollo. Yelena Mizulina, parlamentaria de la ultraconservadora MP y presidenta de la Comisión de Asuntos de la Familia y la Mujer de la cámara, afirma que “en la cultura familiar rusa las relaciones padre-hijo se construyen en torno al poder de la autoridad del padre”. “Las leyes deben apoyar esa tradición familiar”, agregó.

El código actual recoge hasta dos años de prisión por estas agresiones

La medida pretende ser el contrapunto a una enmienda que declara la violencia familiar un delito criminal por primera vez, que el presidente Vladimir Putin supervisó el año pasado. Se introdujo el concepto de “allegados” al artículo del código criminal que recoge las agresiones. Ahora ese grupo incluye a hijos, esposa, hermanos y otros parientes. Pegarles sin consecuencias se volvió condenable con hasta dos años de prisión.

Según las estadísticas que maneja el Gobierno, 36.000 mujeres son agredidas por sus parejas cada año y otros 26.000 niños por sus padres. Mizulina sostiene que sólo deberían ser un delito administrativo. “No queremos que vaya gente a prisión por dos años y se le ponga la etiqueta de criminal por el resto de su vida por un bofetón”, prosigue.

Más de 60.000 niños y mujeres sufren violencia familiar cada año

La parlamentaria cita un ejemplo concreto para destacar lo que a su parecer es una legislación injusta. Plantea el caso de una chica de 17 años que robó a sus padres un dinero que habían apartado para pagar la hipoteca. Cuando su madre lo descubrió le dio una bofetada. La hija fue a la policía. Pese a que luego ambas firmaron las paces, era demasiado tarde para detener el proceso judicial, y ahora la madre enfrenta la pérdida de la custodia.




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