Tenía una vida una vida estable en Ecuador pero, a los 25 años, en plena crisis económica, emigró a Estados Unidos. Allí vendió ropa, trabajó como asistente para el gestor de un edificio de apartamentos y ahora, a los 37, acaba de convertirse en una de las mejores profesoras del país.
La ecuatoriana Clemencia Spizzirri, una inmigrante que sabe lo que es tener que volver a empezar en otro país, recibió esta semana las alabanzas del presidente Barack Obama en una recepción en la Casa Blanca con los maestros más destacados e EE.UU., uno por estado.
Fueron apenas unos minutos «tensos pero divinos», le contó a BBC Mundo Spizzirri.
«El mensaje esencial es que estaba muy orgulloso de mi y del trabajo que estoy haciendo con los niños», dijo.
Spizzirri fue elegida mejor profesora del estado de Iowa (EE.UU), no sólo por su trabajo enseñando español sino por introducir la multiculturalidad en las aulas.
Esta ecuatoriana asegura saber lo que es sentirse diferente por ser extranjera y por eso quiso ayudar a que los niños no pasaran lo que ella vivió como adulta.
«Yo experimenté en carne propia ser una persona nueva en este país, experimenté lo que es el ‘shock’ cultural y cuánto tiempo toma ese proceso. Experimenté todo el estereotipo y la segregación que sentimos muchas veces porque es como si tuviéramos un estigma», recuerda.
En su escuela Merrill Middle School hay alumnos de países tan distintos como Somalia, Vietnam, Ecuador, México, Nigeria, Libia. Si los contabilizaran por idioma en vez de por nacionalidad la suma superaría el medio centenar.
«Cuando yo empecé a enseñar eso fue una de las cosas que me motivó muchísimo, con estos niños tengo tanto en común», señaló.
Crisis en Ecuador
Nació en Ecuador. Estudió en la Universidad Técnica Particular de Loja y ejercía como profesora de inglés pero la crisis económica por la que atravesó su país en 1997 le obligó a tomar un rumbo que nunca había considerado.
Con 25 años se fue a Estados Unidos donde le esperaba un futuro incierto.
Su primer destino fue Miami, donde trabajó como empleada en una tienda de ropa y como asistente del gestor de un edificio de apartamentos de lujo en Miami.
Después se mudó con su hermana a Chicago donde continuó con diversos empleos hasta que pudo homologar su título, algo que sucedió en 2007, antes de trasladarse con su esposo a Des Moines (Iowa).
Una vez allí, supo de un programa especial para profesores de grupos minoritarios en Iowa, un estado en el que el 97% de la población es blanca, pero con comunidades de refugiados de Nigeria, Somalia, Vietnam, Nepal, Honduras, El Salvador, México y Bosnia, entre otros países.
No se lo pensó un minuto.
La maestra y madre de tres hijos asegura que la educación es un «agente liberador» para avanzar en la sociedad, así como conocer distintos idiomas, y eso es lo que le transmite a padres y alumnos.
«Si pensamos que en este país estamos educando a niños que sean ciudadanos globales, eso implica muchísimas cosas».
En sus clases de español no solo se aprende un idioma, sino la cultura de los diferentes países en los que se habla este idioma en lo que ha denominado los «Viernes Culturales».
Sorpresa de sus alumnos
Spizzirri trabajó además como voluntaria con niños en un albergue de refugiados donde estableció un vínculo especial con una familia somalí, que tenía tres hijos, de los que fue mentora y con los que sigue en contacto.
Lo que jamás se podía esperar es que fuera uno de ellos, Abdirahman Omar, quien liderara la campaña para su reconocimiento.
«Siempre he hecho mi trabajo sin esperar recibir algo a cambio, siempre lo he hecho de una manera genuina esperando beneficiar a los niños», asegura emocionada.
Cuando le notificaron que había sido galardonada, sus pensamientos fueron para las personas que más quiere.
«Me puse a llorar y las primeras imágenes que vinieron a mi mente fueron mis padres; me hubiera gustado que ellos estuvieran vivos para que vieran».
Pero también a quienes dedica todas sus energías cada día: «Me vinieron a la mente muchos alumnos que han dejado huellas muy grandes en mi corazón».
