El mayordomo que mató a su amigo y a la banquera en Barcelona tenía deudas de juego

Poco a poco afloran las circunstancias que rodean al suceso que desde el martes tiene consternada a media ciudad de Barcelona. La ludopatía es el desencadenante de una desgracia que se ha llevado por delante la vida de tres personas, dos buenos amigos filipinos, empleados de hogar en sendas casas de Sant Gervasi, y Vanessa Miralles, la subdirectora de la oficina del Catalunya Caixa en la calle Ganduxer.

Las piezas han empezado a encajar en la reconstrucción que en las últimas horas han realizado los mossos del grupo de homicidios de Barcelona. A partir de declaraciones de familiares y amigos e información bancaria, los investigadores han sabido que Edy, de 50 años, con doble nacionalidad tras tres décadas viviendo y trabajando con la misma familia de Barcelona, llevaba un tiempo ahogado por las deudas del juego. Desesperado, confió sus problemas a su buen amigo Yuclido.

Se habían conocido en Barcelona, donde Yuclido llegó en 1992 para trabajar también como mayordomo. El hombre, de 48 años, conoció aquí a su mujer, también filipina, y tuvieron dos hijos, ya adolescentes. Vivían en Ciutat Vella.

Yuclido quiso ayudar a su buen amigo y en marzo pasado pidió un crédito de 13.000 euros para ayudar a pagar la deuda de Edy. Este se comprometió a devolverlo poco a poco y asumir las cuotas del préstamo. En las últimas semanas Yuclido iba tras Edy para reclamar el dinero que se había comprometido a ir pagando.

El martes pasado, cansado del silencio de su amigo, Yuclido se presentó en la casa de Johann Sebastian Bach en la que Edy trabajaba y era considerado como un miembro más de la familia. Discutieron. Algún vecino oyó gritos y ruido de golpes. Se enzarzaron y finalmente Edy agarró un cuchillo de grandes dimensiones de la cocina y apuñaló a su buen amigo. Trasladó el cuerpo hasta el cuarto del servicio y cubrió el cadáver con una sábana.

Qué pudo pasar en ese momento por su cabeza es un secreto que Edy se ha llevado a su tumba. Pero inmediatamente después salió de la casa en la que había trabajado los últimos 30 años y había criado como suyos al hijo del matrimonio y se dirigió a su banco. Eran las once y media de una calurosa mañana de julio. La directora de la sucursal ya estaba de vacaciones y Vanessa Miralles, 42 años y con una niña, estaba al frente de la sucursal.

Edy entró y dicen varios testigos que esperó que Vanessa acabara de atender a otra clienta. En la sucursal le conocían. Era un cliente de toda la vida. Sin mediar palabra se dirigió a la mujer y le clavó varias puñaladas mortales. Ni sus compañeros ni los clientes pudieron hacer nada para evitarlo. Todo fue tan rápido que algunos testigos explicaron que no fueron conscientes de lo que había sucedido hasta que la mujer se desplomó sangrando.

Edy huyó de la oficina, se subió a su motocicleta, y circuló poco más de 400 metros, hasta el túnel de la Vía Augusta con la calle Fleming. Se precipitó al vació y tendido en sobre el asfalto, fue arrollado por un autocar.

Rosalía, la viuda de Yuclido, se personó ayer en la causa por medio del letrado Fernando Martínez, del despacho Oriola. Están consternados. Ahora sólo desean poder enterrarlo.




Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

WordPress Lightbox Plugin
Ir a la barra de herramientas