En una carta fechada el 24 de abril de 2015, el periodista colombiano Yesid Toro hace un pedido de disculpas y una confesión.
«Profundamente avergonzado me dirijo a ustedes para confesarles que fui el autor del panfleto que contenía amenazas en su contra», dice la primera línea de la misiva dirigida a siete colegas.
Allí pide disculpas también a los medios Q’hubo y El País, de la ciudad de Cali, «por haber defraudado su confianza».
En septiembre de 2014 Toro difundió un panfleto en el que supuestamente la banda criminal conocida como los Urabeños (ahora se los llama Clan Úsuga) lo amenazaba a él y los siete colegas a los que envió la carta.
«Esperamos que las autoridades que ya tienen conocimiento de esto verifiquen las procedencia de este panfleto que ha llegado», dijo entonces Toro en una entrevista televisiva con Noticiero+Pacífico, del suroccidente de Colombia.
La amenaza difundida por Toro causó estupor y miedo en los periodistas, en un país en el que desde 1992 han sido asesinados 42 trabajadores de medios de comunicación, de acuerdo con la ONG internacional Comité para la Protección de los Periodistas.
En su confesión, Toro dice que inventó las amenazas para no perder la custodia que le brindaba la Unidad Nacional de Protección (UNP), la agencia estatal encargada de velar por personas en riesgo, entre ellas más de 100 periodistas.
La UNP, que calculó haber gastado 114 millones de pesos (unos US$47.000) protegiendo a los ocho trabajadores de prensa, dijo que iniciará acciones legales contra Toro.
En su carta, él dice que queda a la espera «del justo castigo que pueda merecer».
