Parece que cada vez que hablamos de Rusia lo hacemos para llevarnos un terrible disgusto. Son muchas las noticias en las que se advierte de la cruda homofobia que existe en el país impulsada siempre bajo una Administración que dirige Vladimir Putin y que está apoyada por diferentes grupos.
Una de las últimas confirmaciones nos dirige hasta San Petersburgo dónde, en el Día de los Trabajadores, los ciudadanos se estaban manifestando por sus derechos. Sorprendió en buena medida cómo, estando un grupo de la extrema derecha proclamando la supremacía de la raza blanca, la policía rusa optó por golpear y detener a unos activistas LGTB que allí estaban igualmente.
«Es repugnante que a un grupo neonazi, que nos metería en campos de concentración si estuviera en sus manos, se les permita marchar libremente. Sabemos de qué lado de la policía» ha declarado una activista lesbiana de 21 años de edad que por el momento, prefiere no revelar su identidad.
La triste realidad es que las agresiones al Colectivo LGTB en cualquiera de los puntos de Rusia no están castigadas puesto que son los propios policías quiénes perpetran que esto ocurra. De esta manera, el caso de condena que tenemos aquí no está sujeto a casi ninguna defensa.
