Un trabajo conjunto de los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional y ha permitido desarticular una organización internacional de narcotraficantes cuya principal actividad era abastecer, a gran escala, el mercado español de cocaína y marihuana.
Los Mossos habían iniciado la investigación durante el mes de julio del pasado año, cuando una pareja fue abordada en el portal de su casa por dos personas armadas, quienes les obligaron a subir a su vivienda para robarlos, ya que decían que éstos les adeudaban 15.000 euros por un tema de tráfico de drogas.
Los investigadores pudieron liberar a la mujer secuestrada y detener a dos de los secuestradores. Comprobaron que estos formaban parte de una organización criminal dedicada principalmente al tráfico de cocaína.
Posteriormente, policías de ambos cuerpos determinaron que sus siete integrantes formaban parte de una organización criminal internacional formada por miembros de nacionalidades colombiana, española, venezolana y mexicana.
La banda tenía capacidad para mover grandes cantidades de cocaína, y estaba perfectamente estructura tanto en su línea jerárquica como en la distribución de las diferentes funciones: había proveedores, encargados del almacenamiento de la droga y distribuidores a otros grupos narcos de menor envergadura, quienes a su vez la distribuían por diferentes puntos de España.
El grupo criminal había contratado a un ciudadano mexicano, experto en la fabricación de métodos de ocultación de la droga en vehículos. La organización lo trasladó expresamente a Catalunya desde su país de origen, donde residía.
Sus métodos de esconder la droga y los mecanismos de apertura eran muy sofisticados y se había hecho reconocedor de fama internacional en esta faceta, conocida en el argot como “caletas”.
Asimismo, utilizaban empresas sin actividad laboral alguna para intentar desviar la atención policial y fiscal, con la que blanqueaban grandes cantidades de dinero. El líder de la organización había sido administrador de diversas empresas de mensajería en Tarragona, ciudad donde residían la mayoría de los miembros de la organización criminal.
La banda había establecido el centro logístico y operativo en una empresa de grandes dimensiones de un polígono industrial de Viladecans. Para dificultar más la labor policial, también tenían en dicha localidad un piso franco, a nombre de un testaferro, y dos plazas de parking.
En la nave se almacenaba la cocaína y se cargaba la droga en los diferentes vehículos para su posterior distribución. Las principales aprehensiones se realizaron en Zaragoza y Barcelona a miembros de otras organizaciones, a las cuales se les había vendido, por parte de los detenidos.
En dichas intervenciones se hallaron 100 kilogramos de cocaína en una furgoneta y 1.000.000 euros en la vivienda del titular de dicho vehículo, respectivamente. En Barcelona, se aprehendieron 15 kilos de cocaína a un hombre de nacionalidad española.
En el transcurso del dispositivo final, que tuvo lugar durante la madrugada del pasado día 18, se llevaron a cabo entradas y registros simultáneos en un domicilio de Barcelona, otro de Viladecans, un parking y la nave industrial de dicha ciudad, así como en dos domicilios de Tarragona.
Como resultado final se desmanteló la organización en su totalidad, siendo detenidas las siete personas que la integraban, así como un total de 338 kilogramos de cocaína, 523 plantas de marihuana, 658 gramos en cogollos, 2.141.070 euros, 13 vehículos adaptados para ocultarla, joyas de gran valor, inhibidores de frecuencia y otros efectos
