El actor Koldo Losada se desangró en el sofá de su casa tras ser golpeado con una escultura de más de 11 kilos

El actor vasco Koldo Losada se desangró en el sofá del salón de su casa tras ser golpeado por una escultura en forma de pie humano de más de 11 kilos de peso, y, luego, fue arrastrado por el pasillo de la vivienda hasta la habitación donde se encontró el cuerpo, dejando un reguero de sangre oculto bajo toallas, sábanas y cojines, según mantiene la agente de la Ertzaintza encargado de la investigación del crimen, del que está acusado el marido de la víctima, Jon Ezkurdia.

En el tercer día de juicio con jurado que se celebra contra Ezkurdia en la Audiencia Provincial de Bizkaia, declararon los agentes de las patrullas de Seguridad Ciudadana que acudieron a la vivienda y procedieron a la detención del acusado, así como los de la policía científica que realizaron la inspección ocular en el domicilio conyugal donde apareció el cuerpo si vida de Losada, además del primer letrado que tuvo el acusado tras ser detenido, y su asesora fiscal.

La ertzaina que coordinó la investigación considera que Losada pudo recibir uno o más golpes con una obra de arte con forma de pie humano que se encontró entre los objetos y cuadros que Jon Ezkurdia regaló a una amiga el mismo día del crimen.

Los agentes de la Policía científica no hallaron en la inspección ocular en la vivienda ningún objeto «romo y contundente» que, según los forenses, pudo ser usado como arma homicida, pero sí recogieron como prueba en casa de la amiga de Ezkurdia una escultura de oso y otra con forma de pie humano, que presentaba rastros de sangre, objetos compatibles con las lesiones que presentaba el cadáver de Losada.

Reguero de sangre

Por su parte, los agentes de la Policía científica han declarado que se encontraron, al entrar en la vivienda, con un reguero de sangre, causado por el «arrastramiento de un cuerpo» desde el salón hasta la habitación donde estaba el cadáver de Losada, que tenía la cabeza tapada «con una manta verde» y las manos «ensangrentadas».

El rastro de sangre discurría en «zig-zag» y estaba oculto por toallas, sábanas y cojines tirados por todo el pasillo, por lo que su hipótesis es que fue atacado por un objeto «romo y contundente» estando en el sofá del salón, donde su cuerpo «estuvo desangrándose», y más tarde, fue «arrastrado» hasta la habitación.




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