No hubo rival, no quiso España, flamante Campeona de Europa. La selección de José Venancio asfixió a Rusia desde el minuto uno con una presión muy alta. Era superior en la teoría y lo quería demostrar en la práctica. Cuanto antes. Así, la primera parte de la selección fue brillante, casi perfecta.
Un rodillo durante 20 minutos ante un equipo cuya veteranía no le sirvió para aplacar la ilusión española. España buscaba recuperar su reinado en Europa.
Venancio repitió el cinco de las semifinales ante Kazajistán: Paco Sedano, Ortiz, Rivillos, Pola y Raúl Campos, mientras que Rusia formaba con Gustavo, Shayakhmetov, Romulo, Abramov y Robinho. Alineaciones confirmadas e himnos en un Belgrado Arena a rebosar. La fiesta europea del fútbol sala citaba a las dos selecciones favoritas, que ya habían disputado cinco finales entre ellas.
Sin duda, ninguna terminó con un juego y resultado tan evidente. Desde el principio, España buscó la portería de Gustavo. Primero con balones largos, pero pronto empezaría el juego de toque. Rusia se mantenía a la espera. Con el balón, los de Skorovich no pasaban de medio campo. La selección no escatimaba esfuerzos en la presión alta.
Una declaración de intenciones que otorgó a España el control de la primera parte por mayoría absoluta. Miguelín fue el primero en avisar con un acrobático disparo. El balón botó en el suelo para estrellarse en el larguero. Minutos después, en el ocho exactamente, Alex abría la lata. España volvía a sacar rédito de la estrategia: Bebe envió desde el lateral y el de Cieza remató alto, imparable para Gustavo.
