Las tiendas de Libreros protestan por la venta ambulante en sus puertas

Varios propietarios de las librerías de la calle de los Libreros, una arteria pegada a la Gran Vía en la que seis locales trabajan en la venta de libros de texto, han protestado a este diario por la venta ambulante de este tipo de obras delante de sus establecimientos.

Desde hace 30 años, algunos estudiantes se deshacen en esta calle de ejemplares que ya no les sirven por un precio más bajo que el oficial. El problema se agrava porque ahora una furgoneta repleta de libros también hace negocio. Las multas pueden superar los 6.000 euros.

Entre las colas que se forman en la entrada de cada una de las seis librerías de la calle de los Libreros, en pleno centro de Madrid, aparece un chico con una mochila enfundada en la espalda que se para en el soportal de una de ellas.

El joven abre la bolsa, que está repleta de libros de texto: los saca, los muestra y los ofrece. El precio de sus obras es más barato que el importe de las del local, y un cliente, que está a punto de entrar en el establecimiento después de media hora de espera, se gira y comienza a ojearlas. “A veces solo falta que en vez de vender los ejemplares fuera entren en la tienda y lo hagan dentro.

Me parece increíble que esto se haga en la puerta de mi local”, dice un responsable de la librería La Casa de la Troya, donde venden libros de Bachillerato, de carreras —desde Medicina hasta Derecho— o enciclopedias.

Su negocio, cuenta este librero, lleva sufriendo este tipo de competencia varios lustros. Con el inicio del año lectivo llegan estudiantes que revenden a un precio más barato ejemplares de cursos anteriores: una suerte de jóvenes vendedores ambulantes que quieren ganar un dinero extra, una tradición en esta calle de Madrid desde hace más de treinta años, con los libros de texto que ya no les sirven.

En septiembre hemos tenido este problema varias semanas, pero este tipo de competencia ha sido menor que en años anteriores porque con la nueva ley educativa muchos libros han cambiado”, relata la librera de La Merced, un local que se ha visto menos afectado porque solo trabaja obras literarias, universitarias y de texto nuevas —muchos establecimientos también comercializan ejemplares usados—.É




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