La dieta mediterránea puede reducir el riesgo de cáncer de mama

Una investigación española del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) y coordinada por la Universidadde Navarra ha descubierto el valor preventivo de la dieta mediterránea contra el cáncerde mama, tras observar que cuando se suplementa con aceite de oliva virgen extra puede reducir hasta en dos tercios el riesgo de desarrollar estos tumores en comparación con una dieta baja en grasas.

Además, se vio que cuanto mayor era la ingesta calórica procedente de este tipo de aceite más era el efecto protector. En concreto, por cada 5% se reducía hasta un 28% el riesgo de cáncer de mama.

«Es un hallazgo muy fuerte. Pocas veces tenemos una noticia tan agradable que dar a lasociedad», ha explicado en rueda de prensa el catedrático de Medicina Preventiva y SaludPública, Miguel Ángel Martínez-González, coordinador del estudio e investigador del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IDISNA).

El aceite de oliva puede reducir hasta en dos tercios el riesgo de desarrollar estos tumores

La dieta mediterránea es conocida por ser rica en verduras, legumbres, pescado y aceite de oliva.

Hasta ahora se había estudiado la alimentación como uno de los factoresde riesgo prevenibles de estos tumores, el más frecuente en mujeres, pero no había evidencia epidemiológica sobre si había factores dietéticos específicos asociados a un menor riesgo.

El trabajo, que aparece publicado en la revista ‘JAMA Internal Medicine’, se ha basado en un seguimiento de 4,8 años de media a un total de 4.152 mujeres que participaron en el estudio ‘Predimed’, que ha servido para analizar los beneficios de esta dieta para la salud.

Un beneficio más con evidencia científica

De hecho, según ha explicado Jordi Salas, coautor del estudio y jefe de la Unidad de Nutrición Humana de la Universidad Rovira i Virgili de Lleida, se trata de «un nuevo efecto demostrado con alto nivel de evidencia científica» sobre los beneficios de esta dieta.

Análisis previos del estudio ‘Predimed’ ya han demostrado que la dieta mediterránea disminuye la presión arterial, mejora el perfil lipídico, reduce la oxidación y los procesosde inflamación, revierte el síndrome metabólico, disminuye la resistencia a la insulina y previene la diabetes, induce la regresión de la placa de arterosclerosis, reduce el riesgode fibrilación auricular, previene el deterioro cognitivo y reduce la incidencia de enfermedad arterial periférica y la de enfermedades cardiovascular.

Las participantes, con una edad de entre 60 y 80 años, presentaban un alto riesgo de enfermedad cardiovascular pero no habían desarrollado ninguna al inicio del estudio, y fueron divididas al azar en tres grupos para seguir una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra (1.476 mujeres) o frutos secos (1.285), o bien con una dieta baja en todo tipo de grasas (1.391).

Al finalizar el estudio solo hubo 35 casos de cáncer de mama. Mientras la tasa en el grupo con el extra de aceite de oliva fue de 1,1 casos por cada mil participantes y año, en el grupo de los frutos secos subió hasta el 1,8 y en el grupo control fue de 2,9, lo que muestra «casi el triple de riesgo absoluto de desarrollar estos tumores», ha señalado Martínez-González.

Los factores de riesgo de cáncer de mama estaban «muy equilibrados» en los tres grupos, tanto hábitos de vida como obesidad, sedentarismo o consumo de tabaco como antecedentes familiares de estos tumores.

Como parte de la dieta mediterránea, se recomendaba el aceite de oliva virgen extra como única grasa culinaria y un alto contenido de verduras, frutas, legumbres, frutos secos, pescado, carne de ave en vez de roja y sofrito al menos dos veces por semana.

Asimismo, se desaconsejaba comer carnes rojas, mantequilla, margarina, nata, refrescos azucarados, dulces y pasteles.

Un litro regalado cada semana
Con la diferencia de que en el primer grupo se les regalaba un litro de aceite a la semana y en el segundo se les suplementaba la dieta con 30 gramos al día de frutos secos (15 gramos de nueces, 7,5 gramos de avellanas y 7,5 gramos de almendras).

A los pacientes del grupo control, por su parte, se les aconsejaba que bajaran los niveles de cualquier tipo de grasa.

Para ver que se cumplían estas recomendaciones, las participantes tenían entrevistas cada tres meses con dietistas en las que se sometían a un cuestionario de 137 preguntas sobre los alimentos consumidos, al tiempo que se realizaban analíticas de sangre y orina azar para constatar la presencia de ácidos grasos procedentes del aceite de oliva.

De hecho, mientras que en el grupo del aceite de oliva este alimento representaba el 22% de la ingesta calórica de las participantes, en el grupo de los frutos secos representaba apenas el 12% del total.




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