Hungría termina de construir la valla en la frontera

Algunos corren para escapar del campo de refugiados en el que permanecen retenidos, y varios consiguen su objetivo, pero otro es interceptado por los agentes.

Llora porque tiene que volver al campamento en el que se hacinan cientos de personas. Escasean el agua y la comida pero el problema fundamental es que no quieren ser identificados por las autoridades húngaras. «Son muy conscientes de que si se registran sus huellas dactilares en Hungría, cualquier país europeo podría devolverles a Hungría», explican desde las ONG.

Lo que ellos quieren es llegar a Alemania, Austria o Suecia. Saben que en Hungría no son bien recibidos. El Parlamento comenzará a debatir estas semana las duras medidas para frenar la llega de refugiados.

Se prevé imponer penas de cárcel de entre 1 y 5 años a quienes crucen ilegalmente al país. También se plantrea autorizar el uso de gases lacrimógenos y pelotas de goma contra quienes intenten entrar, y que sea el Ejército quien vigile la frontera.

Estamos preparados para morir»
De momento siguen haciéndolo agentes de la policía.

Les acompañanan patrullas procedentes de Bulgaria porque se cree que parte de las mafias de tráfico de personas proceden de ese país. EStas redes se aprovechan de la desesperación de quienes huyen de la guerra.

Estamos preparados para morir, sabemos que tenemos menos de un 1% de posibilidad de terminar este viaje», «sabemos que hay gente que quiere estafarnos, por eso vamos en grupo», cuentan algunos refugiados.

Aún así quieren intentarlo y esperan a pleno sol uno de los dos trenes diarios que les acercarán desde esta estación en Macedonia, hasta las puertas de la Unión Europea. Los que lo consiguen están felices tienen, al menos, la oportunidad de soñar con conseguir su objetivo.




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