Respira el Madrid y se alivia Casillas

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Madrid.-Si había un partido inesperado en el fútbol mundial es el que se ha desatado en las gradas del Bernabéu, muy por encima del analgésico encuentro que disputó el Madrid con el chato Basilea. Resulta delirante, inexplicable, que a los cuatro meses de sumar la décima Copa de Europa el Madrid sufra un desgarro focalizado en su capitán, en un jugador bandera que llegó al club como benjamín hace 24 años y lleva 15 en el primer equipo. Su palmarés supone un botín del que muy pocos pueden presumir, pero hay un sector decidido a borrar un legado museístico, el de Iker Casillas, sacrificado por no se sabe muy bien qué cuentas pendientes. O quizá también víctima de una institución en la que prima lo fugaz, lo súbito. Cada verano sublima al que llega por la pasarela de turno y los fastos nublan los mejores anales.

Durante una hora, no hubo respiro para Casillas, silbado al primer segundo, aunque la bronca poco a poco se sofocó algo con los aplausos. El encomio definitivo llegó hacia el minuto 66. Una pifia de Varane dejó al paraguayo Derlis González a solas con Iker, de frente, a escasos palmos de sus narices. El marcador estaba 4-1, pero ahí estaba la jugada del partido. Así de convulsas están las cosas en el Madrid, que en el primer partido europeo para revalidar el título y con una goleada a favor aún tiene a su principal icono pendiente de un examen categórico.

Un sobresaliente más para su hoja de servicios: Casillas, en su 141 partido europeo, resucitó al mejor Casillas y evitó lo que era un gol o gol. Con él no debería ser noticia, pese a sus titubeos de los últimos tiempos, pero en estos días de amnesia fue portada obligada. Su cara, rígida, con los ojos cerrados y la mandíbula a punto de estallar delataban lo crucial del momento. En el campo, no hubo debate. El Madrid encontró el sosiego en Europa, su torneo fetiche. Con los truenos de la Liga bien recientes, el equipo no necesitó jugar ni bien ni mal para abrumar al Basilea, conjunto que llegaba con la etiqueta de haber asaltado al Chelsea en su estadio hace apenas un curso y haber eliminado al Manchester United en 2011.

En Chamartín fue el auténtico Basilea, cuyo andamio defensivo es cosa del argentino Samuel, un exmadridista aún activo a sus 36 años. El equipo helvético arrancó con cierta soltura, hasta que agasajó al Madrid con el primer gol antes del cuarto de hora. Nacho, relevo de Arbeloa en el lateral derecho, un futbolista eficaz y sólido en sus pocas apariciones, combinó con James, que le devolvió la pelota con un tacón afilado. Una preciosidad que permitió a Nacho irrumpir en el área. El centro lo desvió Suchy a su red.




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