El 25 de julio se cumplen tres meses desde que la tierra tembló en Nepal. Mejor dicho, desde que un terremoto agitó la cordillera del Himalaya y dejó a su paso millones de toneladas de hielo y escombros que rodaron ladera abajo, sepultando a su paso aldeas, pueblos, viviendas, senderos y todo lo que encontraron.
Aunque ya han transcurrido tres meses y la tragedia, que se cobró miles de vidas, no tiene espacio entre los temas de actualidad, hay seis familias españolas para las que el seísmo sigue siendo un presente continuo. Sus familiares desaparecieron aquel día y desde entonces no saben nada o casi nada de ellos. Cada día luchan para que Isabel, Mixel, Sabino, Jesús, Ángel y Egidio no queden sepultados bajo el peso del olvido.
Todos ellos estaban haciendo turismo en el valle de Langtang en Nepal, una de las zonas que más sufrió el azote del terremoto, y que incluso actualmente está cerrada por el gobierno nepalí al no considerarse un lugar seguro por el riesgo de nuevos desprendimientos. Langtang era una zona especialmente recomendable para hacer trekking: el entorno natural era idílico, no requería de gran experiencia en montaña y los más atrevidos podían utilizarlo como punto de partida para una excursión al campo base del Everest.
