Davina Tavener, de 47 años y madre de dos niños, se dirigía a Lanzarote junto a su marido Andrew pero el vuelo se tornó en tragedia. Tras tres horas de viaje, la mujer se derrumbó y murió en el inodoro del avión sin que se pudiera hacer nada por su vida. Al parecer, Tavener pudo haber muerto de una afección cardíaca no diagnosticada.
La tripulación de cabina la encontró sin pulso tras sufrir problemas cardiacos sospechosos, según ha publicado el diario Daily Mail. Un cirujano, a bordo del vuelo, que fue ayudar a la mujer se sorprendió al ver que el avión no disponía desfibriladores.
Actualmente, las compañías aéreas no tienen la obligación de llevar desfibriladores en los vuelos. El avión continuó su ruta y, al llegar, la mujer fue trasladada al hospital donde se confirmó su muerte.
El marido de la fallecida comentó que su mujer se encontraba bien de salud aunque una semana antes se había quejado de dolor de estómago. Hasta el momento, no se ha llegado a encontrar las causas de la muerte, pero se piensa que la mujer pudo haber muerto de una afección cardíaca no diagnosticada.
Un portavoz de Ryanair dijo: «Todos nuestros equipos están capacitados en primeros auxilios y son responsables de la seguridad y protección de la cabina. En el caso de producirse un incidente durante el vuelo que requiriese intervención médica, nuestra tripulación desviaría el vuelo al aeropuerto más cercano».
